- Enséñalo a que sea capaz de pensar por él mismo sin necesidad de que te consulte siempre a ti. Cuando te pregunte: ¿Cómo lo hago?, regrésale la pregunta diciendo ¿Tú como lo imaginas? ¿Qué se te ocurre?
- Ayúdalo a quererse a él mismo, a tener un buen autoconcepto, a respetarse, ya que al lograrlo, la opinión de los demás no le afectará o le afectará poco.
- Habla en positivo. Dile lo que SÍ esperas de él, no lo que no.
- Elimina el “pero” y cámbialo por el “y”. Ejemplo: Cuando lo felicites o le reconozcas algo que hizo bien dile lo siguiente: “Muy bien por lograr esto…. Y te pido que la próxima vez hagas este ajuste…”
- Cuando quieras orientarlo sobre algo que realizó de manera incorrecta pregúntale “Para que” lo hizo y no “Por qué”. Esto favorecerá que él se abra y te ayudará a conocer sus motivos y desde ahí poder asesorarlo mejor.
- Al educarlo, colócate a su nivel. Métete en sus zapatos para comprender mejor su forma de ver el mundo.
- Al corregirlo, señala lo que deben cambiar a nivel de conductas y acciones, no a nivel de identidad. Ejemplo: En lugar de decirle: “Eres un egoísta”, decirle: “Tienes que cooperar más en casa con tal actividad…” Esto le indica lo que sí debe hacer y no daña autoestima, ya que “eres” direcciona el mensaje a nivel de identidad.
- Explícale la intención positiva de tu regaño corrección.
¡Hasta pronto!
Psicoterapeuta, Escritora.
Life & Business Coach.